Sto. Cristo de la Buena Muerte

Sto. Cristo de la Buena Muerte

- Talla de madera policromada al óleo.

- Autor: Desconocido.

En la modesta capilla del Cementerio Parroquial de San Lorenzo de El Escorial, situado en la parte más alta del Real Sitio, recibe culto la excelsa Imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, titular de esta, la Hermandad que lleva su nombre.

Es esta una talla policromada de mediados del siglo XVII realizada en madera de pino, madera humilde que, sin embargo, ha sabido soportar perfectamente los avatares del destino, Se desconoce por completo la identidad de su autor, aunque hubo un tiempo en se especuló que pudiera pertenecer a la Escuela de Imaginería Murciana, e incluso llegó a atribuirse con más pasión que razón al famoso Maestro “Salzillo”.

Pero la verdad es que, salvo la constancia de que la Imagen fue traída por un monje Jerónimo del monasterio que estos tenían en la localidad murciana de La Ñora, no existe documento que aclare el misterio.

Imagen destinada al oratorio de la celda de un religioso, cometido este que durante más de siglo y
medio desempeñó en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, hasta ser finalmente entregado como Patrono y Protector a la que es su Hermandad.

Esta representación de Nuestro Señor muerto en la Cruz posee una gran austeridad, tal es esta, que a pesar de que en los años Cincuenta del pasado siglo se “embelleció” la imagen colocando sobre su cabeza unas potencias de plata, además de cantoneras y un cartel de INRI en la cruz, elaborados en el mismo metal, tanto estos adornos, retirados actualmente, como cualquier otro que se le pusiera, por discretos que sean resultan superficiales, pues la sobriedad y la calma que transmite no precisa de ornamentación alguna.

Sometida a diversos procesos de restauración desde 1.940, año en que fue desenterrada de la sepultura donde hubo de permanecer oculta para salvarse de la destrucción durante la Guerra Civil, fue en el año 1.998, y más concretamente entre los meses de Mayo  a Septiembre, cuando se acometió uno de los más ambiciosos, un exhaustivo proyecto costeado por suscripción popular y emprendido  por la Junta Directiva del momento, que pretendía que la Imagen, además de ser restaurada, recobrara en la medida que fuera posible su aspecto original, pues, se intuía que las numerosas intervenciones, todas ellas llevadas a cabo con la mejor intención, habían desfigurado, ocultando incluso algunos rasgos. Venas, tendones, e incluso los dientes y los ojos entrecerrados del Salvador, hasta entonces ocultos reaparecieron, confiriéndole a su rostro una mayor hondura y expresividad si cabe.

Como dato curioso de esta restauración, indicar que, siguiendo una antigua tradición se introdujo en el interior del Santísimo Cristo un manuscrito conteniendo algunos detalles de la misma. Dicho manuscrito fue acompañado además por el primer donativo para una futura restauración, que “Dios quiera lleven a cabo las generaciones venideras cuando haya necesidad de ello”.

Procesiona el Lunes Santo, desde su capilla situada en el cementerio hasta la Parroquia de San Lorenzo Mártir, el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro junto al resto de Cofradías y a continuación a las 12 de la noche en la tradicional procesión del Silencio. En el mes de Septiembre vuelve a procesionar con motivo de su Septenario anual, haciendo el traslado de la imagen desde su capilla del cementerio hasta la parroquia y a la finalización del septenario, se regresa la imagen a su capilla.
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